lunes, 27 de julio de 2009

La Commune de Paris et la notion de l`état

Soy un amante fanático de la libertad, pues la considero la condición única bajo la cual pueden desarrollarse y crecer la inteligencia, la dignidad y la felicidad humanas; no me refiero a la libertad puramente formal concebida, medida y reglada por el Estado, una mentira eterna que, en realidad, no representa nada más que el privilegio de algunos basado en la esclavitud de los demás; ni a la libertad individualista, egoísta, raída y ficticia ensalzada por la escuela de J.J. Rousseau y las demás corrientes del liberalismo burgués, que tiene en cuenta los hipotéticos derechos de todos los seres humanos, representados por el Estado que limita los derechos de los particulares -una idea que lleva inevitablemente a reducir a cero los derechos del individuo-. No; me refiero al único tipo de libertad que merece tal nombre, una libertad consistente en el pleno desarrollo de todas las facultades materiales, intelectuales y morales latentes en cada persona; una libertad que no admite más restricciones que las determinadas por las leyes de nuestra propia naturaleza individual, que no pueden considerarse propiamente restricciones pues no han sido impuestas por ningún legislador externo al margen o por encima de nosotros, sino que nos son inmanentes e inherentes y constituyen la auténtica base de nuestro ser material, intelectual y moral. No nos limitan, sino que son las condiciones reales e inmediatas de nuestra libertad.

Mijaíl Bakunin

1 comentario:

pepapoder dijo...

todas las brujerías del brujito del gurugú...
se curaron con la baku...
con la bakunin-kunin-kunin-ku!!